Penetración y conquista de VENEZUELA
El desembarque del Almirante viene Alfonso de
Ojeda reconociendo la costa: la examina desde Paria hasta más allá de la
Guajira. Casi simultaneo con este viaje es el de Cristóbal Guerra en el mismo
1499 por nuestro litoral se desplazan otras descubridores y estudiosos.
Las
islas que bordean a Venezuela juegan un importante papel en el
tiempo inicial: Cubagua, Margarita, Trinidad, Curazao:
antes de la acometida definitiva pareciera reposar el conquistador en estas
posiciones periféricas de Cubagua se arranca para la toma de
Venezuela; la destrucción de sus ostrales y la apertura de la vida en un
momento tan difícil.
En el valle de San
Juan, hacia 1525, se ubica el primer conglomerado español de Margarita; hasta
becerros y bestias son llevados allí. Tras haber dependido de Cubagua,
Margarita pasa a ser Gobernación Independiente. Un hombre no
ordinario, el licenciado Márcelos Villalobos, invirtió parte de su fortuna en
el empeño; no llego a visitarla pero tres generaciones suyas la gobernaron impulsando
la obra poblacionista, el progreso margariteño contribuye e a la
estabilidad política y al intercambio de los indios araucas y las costa.
En
1530 el trato con Antonio de Sedeño; tampoco acertará la oposición de los
indígenas trinitarios y la obstrucción que se maquina desde Cubagua
lo levara al fracaso.
En
el viaje de 1499, los indios Curazoleños, igual que los de Aruba y Bonaire,
serán secuestrados para la esclavitud. Curazao será otra base para abordar la
tierra venezolana.
Mientras
aquí se pasan estos años preliminares de la Conquista, el cisma religioso se
consume plenamente; Lutero se ha manifestado contra la venta de indulgencias en
1527; tres años después su rompimiento con el Papa es definitivo; pronto el
calvinismo se enseñorearía en Ginebra (1541)
La
penetración en el territorio de Venezuela se comete en movimiento de
pinzas, por los dos costados del país: oriente y occidente. Bajo el signo de la
paz empieza acción, un cambio radical muy pronto ha de sobrevivir: la conquista
de Venezuela termina siendo la más sangrienta y desordenada de Américas.
Desde
1513 hay religiones franciscanas tratando de radicarse en el área de Cumana,
pero esta zona no es propicia para la evangelización que se requiere.
La
población aborigen de Santo Domingo, Cuba, Jamaica y Puerto Rico, vienen
abusivamente a reclutar indios para las minas y la faena agrícola, el atropello
no cesa. La irritación fomentada con tanta persistencia determina el
fin de las fundaciones católicas. En 1515 se producen los primeros
mártires entre los clérigos.
En
1528, la corona da a los welser en prenda el territorio de “Venezuela” parte
central de la que será más tarde nuestra república. En 1519
Carlos V incorpora expresamente este mundo a la Corona de Castilla. Ha
establecido derechos a la libre disposición, que las indias son
intransferibles.
En 1545 ya los
welser están excluíos de explotación Venezolana, la cual sin embargo
siguen pleiteando, a la espera de la decisión judicial que al fin se dicta en
contra en 1556. Por tantos los veintiochos años fueron diecisiete y
los diecisiete quedaron reducidos a siete. En propiedad solo dos
gobernadores Alemanes hubo en Venezuela: Ambrosio Alfinger – duro, impiedoso,
enérgico-, y Jorge Espira- benévolo, soñador, y
desdichado-; ambos contaron, en calidad de Teniente, con el dinámico y
tornadizo Nicolás Federmann; el primero mandó por tres años y diez meses, el
segundo tres años y medio; los dos dejaron sus huesos en el tropical escenario
de sus correrías.
A
principios de 1545 llega Carvajal a Coro; trae prohibición expresa de
ausentarse de la ciudad; en ella debe aguardar a Frías. El alegrará después,
para desobedecer y dirigirse al interior con una verdadera romería.
La
rebeldía produjo esta vez un fruto extraordinario: la Villa de Nuestra Señora
de la Pura y Limpia Concepción de El Tocuyo, el 7 de diciembre de 1545. El otro
paso, sencillamente esencial, en la conquista y definición de Venezuela.
Siete
meses después funda a Caracas. Con cierta antecedencia, en el estrecho pero a
meno valle del Guaire, un mestizo-Francisco Fajardo-, viviendo del oriente,
plantó el primer establecimiento moderno de la comarca: San Francisco.
Antes de que los
hombres de Losada erijan en tierras de los caracas la Santiago de León, futura
gran metrópoli de la Venezuela integrada, han quedado en pie los embriones de
Barquisimeto, Valencia, Borburata, y también Trujillo.
Para fines de la
centuria XVI, tras la inactividad pos colombina inmediata y luego de la
expectativa cubagüés, quedan sembradas, como en una
cadena funcional a base de eslabones habitados para alcanzar el pleno imperio
sobre el país: Cumaná, La Asunción, Coro, El Tocuyo, Borburata, Barquisimeto,
Valencia, Nirgua, Trujillo, Mérida, San Cristóbal, Caracas, Caraballeda,
Maracaibo, Carora, La Grita, Barinas, San Sebastián, La Guaira, Pedraza,
Gibraltar, Guanare, La Victoria, fundadas muchas de ellas sobre poblados
indígenas.
La conquista
marcha, todo el tiempo, contra dura oposición. El apego a su tierra, la
preservación instintiva de sus derechos y su libertad lleva al
aborigen al heroísmo de un combate desigual y sin esperanza, como los araucanos
de chile, aquí las varias parcialidades indias coinciden en repeler la agresión
y contra atacar sin cobardía. Los bosques tupidos les sirven de defensa refugio
y escondite.
En el suelo de
Venezuela no había otra posibilidad para el dominio seguro que la
derrota o aniquilación, una por una, de las tribus existentes. Más
que guerra era como una cacería.
Para la
tranquilidad de su conciencia formalista, sensibilizada por los principios y
las teorías y muy dentro del estilo hispano de la época, los conquistadores
denominan “justas” la guerra de exterminio que han desencadenado. En su bagaje,
y con sus armas, traen un impulso “Requerimiento”, obra del conocido jurista
Palacios Rubios, Promulgada por el Rey Fernando y archivado en la casa de
concentración Sevillana, la cual suministra las copias. El requerimiento,
cuando no hay traductores, debe leerse a los indios en castellano antes de
comenzar el ataque. El texto curioso mezcla de teología, jurisprudencia y
candidez, narra solemnemente la historia desde la creación, y resume
la tesis jurídica reaccionaria contra los indios; se les dice que hay un dios
en el cielo, y un papa, Vicario suyo en la tierra, quien ha dado América a los
reyes de Castilla, de los cuales son ellos- los indios- vasallos;
que venga en su obediencia, y que si no, sepan que se les hará la guerra y resultaran
esclavos.
El formulas no
siempre se cumplía. A veces la lectura se hacía desde la cubiertas del barco al
aproximarse a la costa; otras desde una o más leguas de distancia. O en medio
de los bosques o poblados vacios. La obvia no respuesta de los
indios su su pasividad o la huida temerosa antes el inusitado espectáculo del
discurso y de la abigarrada comparsa, era el pretexto para desatar la agresión.
La doctrina de la
guerra justa con su triple exigencia: de que sea declarada por la autoridad
competente, para castigar la culpa del enemigo o para obtener de este la debida
reparación. En la práctica sobraran falsedades y
explicaciones acomodaticias para hacer ostentación de observancia de los
requisitos. La teoría pasara a encubrir la campaña de desolación y de crímenes,
ya puesta en acción. Se estima hoy que, todo el continente, algo más de dos
millones de indios, una sexta parte de un total cercano a trece millones,
fueron aniquilados
Pero la hoguera no
consume solamente indígenas, Las rivalidades, odios, envidia. Y traiciones
entre los propios adelantados y sus secuaces están a la orden del día. La
codicia, la ambición y también el idealismo se cruzan en el nacimiento
venezolano.